Creo que fue
luego de acompañar a una grabación a mi cuñado, ya desaparecido, José Rojas
“arañita”, porque con los amigos del conjunto aún no “reuníamos” lo suficiente
como para ir a un lugar grande, o a un buen restaurant a comer.
Estábamos en un sitio que quedaba al lado del cine San Bernardino, casi enfrente al actual Centro Comercial Galerías Ávila. Era una arepera con mesitas y demás y estaba repleto el lugar. Nos tocó una mesa mas o menos céntrica y esperábamos el pedido. Mi cuñado pidió su arepa yo pedí una Reina Pepeada, porque me gusta mucho el aguacate.
De pronto, se oye una voz en un tono poco amistoso que hizo que muchos volteáramos hacia el lugar de donde provino. Vimos a un señor de estatura mediana. Se podía decir que estaba un poco gordito. A este señor lo conocía por haberlo visto en TV. Sus palabras y gestos estaban siendo dirigidos a alguien que estaba presente en el local, aunque no se divisaba quien podría ser esa persona.
“Te crees una gran cosota, y apenas estás comenzando, eres un aprendiz. Ahora es
cuando te falta, tienes que prender mucho, así que ¡mucho cuidado!".
Casi todos dirigíamos nuestras miradas hacia el lugar donde el señor gordito miraba, esperando ver a esa otra persona. De pronto, de una de las mesas se pone de pie otro hombre y apenas logra dar dos pasos hacia la dirección donde está el otro. Las mesas no lo dejaban caminar mucho.
Se le oyó la voz: "Estoy haciendo lo que sé hacer, no tengo la culpa de que sea mejor que tú". Los presentes seguíamos interesados en la conversación, pero algo preocupados ahora por el tono que ambos estaban usando en ese momento. El hombre gordito no esperó para responder, pero ahora, usando sus manos y gestos apoyando con ello sus palabras: "si, eso es lo que pasa con la gente que quiere pero no puede. Te dije que te falta mucho…", y terminando de hablar dio otros pasos hacia delante acercándose más al desconocido personaje.
Mi cuñado me dijo en voz baja; ese es Roberto Hernández, trabaja en Radio Caracas. En ese momento, claro que lo ubiqué como el actor de la televisión.
Al otro, creo que la mayoría no sabíamos quien era. Éste había dado mientras tanto, unos cuantos pasos hacia Roberto Hernández, apreciándose que su molestia era mas notoria ahora. El nerviosismo entre todos los presentes era claro, pero nadie se atrevía a intervenir. El desconocido ofreció disculpas a quienes estaban en una mesa y logró pasar hasta llegar frente a Roberto Hernández. Se oyó un pequeño rumor en el local, y mas aún cuando el desconocido dijo: "¿Qué te pasa a ti?.. lo que te puedo dar es…". Todos los presentes imaginamos lo que venía. A mí, como joven, esta situación no me gustó nada, y menos cuando Roberto Hernández, que no se iba a quedar con las palabras que acababa de oir, por supuesto, su respuesta fue inmediata… "¿me puedes dar qué, chico?". El otro dio un último paso y con más fuerza en su voz, gritó: "que lo que te puedo dar es… UN ABRAZO!". Y aquellos dos hombres se entrelazaron en un enorme y fuerte abrazo delante de toda una clientela que simplemente comenzamos a aplaudir fuertemente. Roberto Hernández dijo; "señoras y señores, les presento a Simón Díaz, excelente humorista, y muy pronto van a saber de él".
Esa fue la primera vez que supe, o supimos muchos, de la existencia de ese gran humorista, cantante, compositor SIMÓN DIAZ.
Estábamos comenzando en la universidad, en Psicología. Melchor Centeno era el director del Conjunto de Psicología, y tocábamos aguinaldos en la época decembrina. En el conjunto la solista era Graciela Gamboa. Además Dunia Chacón, Purita, Esther Misrahi, hummmmm… (amigas, olvidé a varias, ofrezco disculpas), y Nelson Blanco, hermano de Hugo, y sicólogo actualmente, quien tocaba en el conjunto, y por supuesto con su hermano.
Francisco Calcaño era otro compañero de sicología, que no cantaba ni tocaba pero era inseparable compañía. También es sicólogo en la actualidad.
Ya estaba haciendo algunos trabajos con Hugo Blanco y él necesitaba un coro para una producción que iba a grabar. El coro era... las muchachas del conjunto de Psicología. (Han notado que cuando escribo Psicología con P es en la época en que estudiaba la carrera-que no terminé-) Luego la P fue eliminada y ahora sólo se escribe Sicología, cosa que me cuesta un poco hacerlo.
Estábamos en un sitio que quedaba al lado del cine San Bernardino, casi enfrente al actual Centro Comercial Galerías Ávila. Era una arepera con mesitas y demás y estaba repleto el lugar. Nos tocó una mesa mas o menos céntrica y esperábamos el pedido. Mi cuñado pidió su arepa yo pedí una Reina Pepeada, porque me gusta mucho el aguacate.
De pronto, se oye una voz en un tono poco amistoso que hizo que muchos volteáramos hacia el lugar de donde provino. Vimos a un señor de estatura mediana. Se podía decir que estaba un poco gordito. A este señor lo conocía por haberlo visto en TV. Sus palabras y gestos estaban siendo dirigidos a alguien que estaba presente en el local, aunque no se divisaba quien podría ser esa persona.
“Te crees una gran cosota, y apenas estás comenzando, eres un aprendiz.
Casi todos dirigíamos nuestras miradas hacia el lugar donde el señor gordito miraba, esperando ver a esa otra persona. De pronto, de una de las mesas se pone de pie otro hombre y apenas logra dar dos pasos hacia la dirección donde está el otro. Las mesas no lo dejaban caminar mucho.
Se le oyó la voz: "Estoy haciendo lo que sé hacer, no tengo la culpa de que sea mejor que tú". Los presentes seguíamos interesados en la conversación, pero algo preocupados ahora por el tono que ambos estaban usando en ese momento. El hombre gordito no esperó para responder, pero ahora, usando sus manos y gestos apoyando con ello sus palabras: "si, eso es lo que pasa con la gente que quiere pero no puede. Te dije que te falta mucho…", y terminando de hablar dio otros pasos hacia delante acercándose más al desconocido personaje.
Mi cuñado me dijo en voz baja; ese es Roberto Hernández, trabaja en Radio Caracas. En ese momento, claro que lo ubiqué como el actor de la televisión.
Al otro, creo que la mayoría no sabíamos quien era. Éste había dado mientras tanto, unos cuantos pasos hacia Roberto Hernández, apreciándose que su molestia era mas notoria ahora. El nerviosismo entre todos los presentes era claro, pero nadie se atrevía a intervenir. El desconocido ofreció disculpas a quienes estaban en una mesa y logró pasar hasta llegar frente a Roberto Hernández. Se oyó un pequeño rumor en el local, y mas aún cuando el desconocido dijo: "¿Qué te pasa a ti?.. lo que te puedo dar es…". Todos los presentes imaginamos lo que venía. A mí, como joven, esta situación no me gustó nada, y menos cuando Roberto Hernández, que no se iba a quedar con las palabras que acababa de oir, por supuesto, su respuesta fue inmediata… "¿me puedes dar qué, chico?". El otro dio un último paso y con más fuerza en su voz, gritó: "que lo que te puedo dar es… UN ABRAZO!". Y aquellos dos hombres se entrelazaron en un enorme y fuerte abrazo delante de toda una clientela que simplemente comenzamos a aplaudir fuertemente. Roberto Hernández dijo; "señoras y señores, les presento a Simón Díaz, excelente humorista, y muy pronto van a saber de él".
Esa fue la primera vez que supe, o supimos muchos, de la existencia de ese gran humorista, cantante, compositor SIMÓN DIAZ.
Estábamos comenzando en la universidad, en Psicología. Melchor Centeno era el director del Conjunto de Psicología, y tocábamos aguinaldos en la época decembrina. En el conjunto la solista era Graciela Gamboa. Además Dunia Chacón, Purita, Esther Misrahi, hummmmm… (amigas, olvidé a varias, ofrezco disculpas), y Nelson Blanco, hermano de Hugo, y sicólogo actualmente, quien tocaba en el conjunto, y por supuesto con su hermano.
Francisco Calcaño era otro compañero de sicología, que no cantaba ni tocaba pero era inseparable compañía. También es sicólogo en la actualidad.
Ya estaba haciendo algunos trabajos con Hugo Blanco y él necesitaba un coro para una producción que iba a grabar. El coro era... las muchachas del conjunto de Psicología. (Han notado que cuando escribo Psicología con P es en la época en que estudiaba la carrera-que no terminé-) Luego la P fue eliminada y ahora sólo se escribe Sicología, cosa que me cuesta un poco hacerlo.
Cuando
llegamos al estudio a grabar, el solista de ese disco era Simón Díaz, y la
primera canción que ensayamos fue la parranda POR ELBA.
Lo dicho..., es un honor, un trago de agua fresca, cada vez que se le lee.
ResponderEliminarGracias.