En
un alto porcentaje recordamos a personalidades importantes,
principalmente porque se destacaron en sus profesiones. Y si los
conocimos, y si disfrutamos de su amistad, con mas razón aún. Pero hoy
quiero recordar a una persona que también fue importante. Primero como
persona, luego porque su profesión, que la ejerció a las mil maravillas,
unió a un grupo de profesionales a su lado. Y luego porque su amistad la recordaremos siempre.
Apareció hace 35 años. Sencillo, jovial, de un carácter alegre, el cual ni la mas inesperada molestia pudo hacer cambiar en ningún momento.
35 años de encuentros diarios, salvo los fines de semana, porque nuestro trabajo, y el de él se conjugaban. El nuestro, en un estudio. Productores y músicos grabando comerciales, los cantantes y locutores en lo mismo. Cada uno en su especialidad.
Él se encargaba de buscar almuerzo o merienda por los restaurantes cercanos. Al finalizar la grabación de un comercial casi inmediatamente comenzaba su trabajo. Llevar una cinta con una copia del jingle a la agencia que la estaban esperando con urgencia. Llevar de paso, una o varias facturas o pasar por algún banco para cobrar un cheque, o hacer un depósito. Comenzó su trabajo en Estudios del Este. Luego su “fama” se fue extendiendo y llego a trabajar, como dije antes, con un grupo numeroso de colegas.
Una de esas personas que le brindó su amistad sin reparos fue el maestro Arnoldo Nali. Varias veces almorzaron juntos en el restauran Lee Hamilton, en La Castellana. A media cuadra del estudio. Imagino que luego, en la noche, pasearía en sueños por la Calle Corrientes de Buenos Aires recordando lejanas historias contadas por el maestro Nali recordando aquella ciudad sureña. Quien sabe si hasta fue confidente del origen de canciones escritas a alguna “piba” por un músico que comenzaba su formación. Quizás… quizás, porque no, manejando su moto frente al obelisco de la Plaza de la República. Agradables conversaciones producen imágenes imborrables, y esas se grababan en la mente de Hernán.
Hernán Torres, Hernán José. Supe que su segundo nombre era José hace 4 días apenas.
Se marchó Hernán ¡caramba!
Hace 8 días ocurrió un accidente con la moto, y desgraciadamente ya no volverá a llevar contratos, cobrar cheques y depositarlos en los bancos. Ni conversar de pelota, de carreras de motos, ni de cualquier tema que surgiera mientras esperaba para comenzar o seguir en su quehacer diario.
Hernán Torres trabajó con nosotros con su moto, 35 años. Una persona afable, amistosa, trabajadora y honesta. La honestidad fue su tarjeta de presentación.
No sé si haya habido otro mensajero que haya recibido de regalo mas de tres motos. Ganadas por su manera de ser. Cuando lo nombré en la nota Desaparece Estudios del Este, olvidé una anécdota graciosísima que ocurrió con Hernán, o mejor dicho, con una de su motos. Quizás la primera que le conocimos.
La tenía tan descuidada que cuando una mañana la dejó en la acera, mientras recogía el trabajo que debía hacer ese día, alguien vino corriendo a alertarle… !Hernán tu moto! A lo que él respondió con su característica palabra... ¿que pasó Piorro, estás ciego, no la viste allá afuera? Si, respondió quien lo buscaba, pero se la está llevando el camión del aseo porque creyeron que es BASURA!!
Se hizo la primera"vaca" y entre varios le regalamos una nueva moto.
Hernán, allá arriba no podrás hacer lo mismo porque entre tanta blancura de nubes la moto se va a notar mas si descuidas su limpieza. Y si Él te llama la atención por eso, no le vas a salir con ¿que fue Piorro? A ése no, porque... te devuelve.
Así era un dialogo diario en el estudio con él y cualquiera de "Nosotros"
"Hernán por favor, cóbrame este cheque, pagas el teléfono y lo que quede es tuyo...
Ok, pa llá voy…. Ay! papá! se armó un limpio...
Hasta luego Hernán, hasta luego Amigo!
Apareció hace 35 años. Sencillo, jovial, de un carácter alegre, el cual ni la mas inesperada molestia pudo hacer cambiar en ningún momento.
35 años de encuentros diarios, salvo los fines de semana, porque nuestro trabajo, y el de él se conjugaban. El nuestro, en un estudio. Productores y músicos grabando comerciales, los cantantes y locutores en lo mismo. Cada uno en su especialidad.
Él se encargaba de buscar almuerzo o merienda por los restaurantes cercanos. Al finalizar la grabación de un comercial casi inmediatamente comenzaba su trabajo. Llevar una cinta con una copia del jingle a la agencia que la estaban esperando con urgencia. Llevar de paso, una o varias facturas o pasar por algún banco para cobrar un cheque, o hacer un depósito. Comenzó su trabajo en Estudios del Este. Luego su “fama” se fue extendiendo y llego a trabajar, como dije antes, con un grupo numeroso de colegas.
Una de esas personas que le brindó su amistad sin reparos fue el maestro Arnoldo Nali. Varias veces almorzaron juntos en el restauran Lee Hamilton, en La Castellana. A media cuadra del estudio. Imagino que luego, en la noche, pasearía en sueños por la Calle Corrientes de Buenos Aires recordando lejanas historias contadas por el maestro Nali recordando aquella ciudad sureña. Quien sabe si hasta fue confidente del origen de canciones escritas a alguna “piba” por un músico que comenzaba su formación. Quizás… quizás, porque no, manejando su moto frente al obelisco de la Plaza de la República. Agradables conversaciones producen imágenes imborrables, y esas se grababan en la mente de Hernán.
Hernán Torres, Hernán José. Supe que su segundo nombre era José hace 4 días apenas.
Se marchó Hernán ¡caramba!
Hace 8 días ocurrió un accidente con la moto, y desgraciadamente ya no volverá a llevar contratos, cobrar cheques y depositarlos en los bancos. Ni conversar de pelota, de carreras de motos, ni de cualquier tema que surgiera mientras esperaba para comenzar o seguir en su quehacer diario.
Hernán Torres trabajó con nosotros con su moto, 35 años. Una persona afable, amistosa, trabajadora y honesta. La honestidad fue su tarjeta de presentación.
No sé si haya habido otro mensajero que haya recibido de regalo mas de tres motos. Ganadas por su manera de ser. Cuando lo nombré en la nota Desaparece Estudios del Este, olvidé una anécdota graciosísima que ocurrió con Hernán, o mejor dicho, con una de su motos. Quizás la primera que le conocimos.
La tenía tan descuidada que cuando una mañana la dejó en la acera, mientras recogía el trabajo que debía hacer ese día, alguien vino corriendo a alertarle… !Hernán tu moto! A lo que él respondió con su característica palabra... ¿que pasó Piorro, estás ciego, no la viste allá afuera? Si, respondió quien lo buscaba, pero se la está llevando el camión del aseo porque creyeron que es BASURA!!
Se hizo la primera"vaca" y entre varios le regalamos una nueva moto.
Hernán, allá arriba no podrás hacer lo mismo porque entre tanta blancura de nubes la moto se va a notar mas si descuidas su limpieza. Y si Él te llama la atención por eso, no le vas a salir con ¿que fue Piorro? A ése no, porque... te devuelve.
Así era un dialogo diario en el estudio con él y cualquiera de "Nosotros"
"Hernán por favor, cóbrame este cheque, pagas el teléfono y lo que quede es tuyo...
Ok, pa llá voy…. Ay! papá! se armó un limpio...
Hasta luego Hernán, hasta luego Amigo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario